Dondequiera que lo lleven sus exploraciones fotográficas por todo el mundo, Paul Cupido plasma en sus imágenes su experiencia infantil de crecer en una isla y la forma en que prefiere hablar de ellas. El latido de la vida en la isla está constituido por el ritmo de las estaciones, la luna y el movimiento de las mareas. La belleza de vínculos ambientales tan fuertes, combinada con una sensación de fragilidad de la vida, dio forma al compromiso posterior de Paul con la fotografía y la creación de imágenes.
 
Cupido destaca la fugacidad de la existencia en el proceso de génesis, metamorfosis y desaparición. Además de centrarse en las correspondencias simbólicas entre la tierra y el cuerpo. Así, lo efímero también se expresa a través de los paisajes iluminados por la luna y el crepúsculo, esa zona de transición entre la dura luz del día y la profundidad de la noche. Casualmente, «ephemerae» se refiere a material impreso temporal. Los grabados bien elaborados de Cupido, sin embargo, prometen todo menos una vida efímera. Sin embargo, nos invitan a meditar sobre la fragilidad de la vida. Además de la interconexión de humanos y no humanos, y el silencio que está en el corazón de cada palabra e imagen.
Taco Hide Bakker