Recorriendo una ciudad imaginaria, Metropolia invita al lector a un vagabundeo onírico salpicado de encuentros enigmáticos. El espacio urbano es aprehendido en fragmentos, adivinando las siluetas que allí encontramos. Nieblas, granos explotados, luces a veces saturadas, matices de gris, colores monocromos que juegan con azules fríos o naranjas cálidos, la experiencia visual de Bogren es sensible. Por primera vez, utiliza fotografías en color para puntuar el B&N: "El uso del color fue una forma de rebelarme contra mí mismo, como explica el fotógrafo en la entrevista del libro, para ver si podía hacer algo totalmente nuevo. Con el blanco y negro, empecé a saber demasiado sobre lo que estaba haciendo, mientras que el color era como una lengua extranjera que aprendí poco a poco. Pero a decir verdad, mis imágenes en color son muy monocromáticas. 

Capturar la intimidad, expresar lo frágil, mostrar la impermanencia de las cosas: el mundo visual de Martin Bogren revela la ilusión del mundo. Sus imágenes captan en su superficie una realidad que se disuelve pero que el arte del fotógrafo ha sabido captar in extremis, con sigilo.