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“¿Es posible negar el estilo, hacer una fotografía sin estilo?... Reconocer los propios antecedentes... y optar por hacer

las imágenes que se ven de cierta manera es una decisión estilística, incluso si el esfuerzo es atenuar la intrusión del estilo en la imagen”.

Guillermo Jenkins, 1975

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Tengo que confesar una profunda atracción hacia el paisaje estadounidense cotidiano, suburbano y de carretera. Desde el momento en que yo

repasó la obra de los artistas que participaron en la exposición New Topographics de 1975 celebrada en Nueva York, principalmente Stephen Shore, Robert

Adams y Lewis Baltz, sabía que iba a ser un entretenimiento personal delicioso. La palabra 'atracción' que he usado es significativa

ya que, como señaló Walker Evans en la década de 1970, a veces no existe una justificación más profunda para nuestros actos y obsesiones: fotografiamos

lo que está frente a nosotros y nos atrae, como Mallory intentó escalar el Monte Everest solo porque estaba allí. También tengo, como Evans, un

ojo hambriento (o al menos trato de alimentarlo): me gusta ver y observar y esto me resulta directo, intelectual y estéticamente satisfactorio.

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Lo realmente impresionante es que este paisaje vernáculo americano sigue ahí, aquí. Cuando visité los EE. UU. por primera vez a fines de la década de 1980, estaba

impactado de saltar a otro mundo, el mundo que pertenecía al escenario pintoresco construido en mi retina por las películas. Hoy,

25 años después, este mundo es absolutamente familiar, principalmente porque la globalización también ha trasladado al extranjero el mismo paisaje del

Consumo americano y transformación del territorio: carreteras, centros comerciales, suburbios, calles principales comerciales, moteles,

no-lugares, y así sucesivamente. Me gusta este terreno común, independientemente de lo ordinario, feo o aburrido que pueda ser. De hecho, este equilibrio paradójico

entre el progreso y la degradación, el aburrimiento y la relevancia, el rechazo y la atracción está dentro del núcleo de lo Nuevo –o Viejo–

La topografía es todo.

¿Por qué Topografías 'Viejas'? De alguna manera es un juego de palabras ingenuo, pero como digo, este repertorio que estos artistas entendieron era nuevo en su época.

hoy es a la vez antiguo –y abandonado en el caso de algunas instalaciones particulares– pero contemporáneo. Es viejo pero el espíritu de la novedad.

esa representación que los contextos tenían para esos fotógrafos sigue siendo parte de la esencia misma de la construcción estadounidense de principios del siglo XXI.

ambiente. Esos espacios que Stephen Shore valoró como 'poco comunes' son hoy absolutamente comunes, incluso pintorescos, y

consumido tanto por el pueblo inconsciente –orgulloso de ver allí algunas expresiones de identidad nacional– como por parte del círculo artístico. Nuevo

La topografía se ha convertido en un estilo o una etiqueta y no me avergüenzo de reconocerme en esa forma de mirar.

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Mientras que en 1975 esta exposición era un recorrido por su aquí y ahora, me pregunto si hoy el contenido de esta doble serie “Old

Topographics” –con fotografías tomadas en el suroeste americano– es realmente la máxima, sincera y neutra expresión de una

realidad cartográfica particular. No hay extrañeza en representar y cartografiar estas arquitecturas coloquiales, vallas publicitarias, carreteras,

calles o chatarra: esto es lo ordinario y soy elegible para reevaluar esta alfabetización visual con convicción, desapego y cierta

estetización irónica. Como hicieron Venturi y Scott Brown en Las Vegas, sigo creyendo que también hay muchos resultados interesantes y

ideas para sacar de ellos.

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Iñaki Bergera. Escrito en el Centro de Fotografía Creativa en Tucson, Arizona. julio de 2012.

New American Topographics - Iñaki Bergera

SKU: 9788417048440
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